Por: Adrián López Casab
El nearshoring es un fenómeno por el cual las empresas transfieren, por sí mismas o a través de terceros, una parte o la totalidad de su cadena de producción o suministro al país que será su mercado final, o bien, a un tercer país cercano a este último.
La tendencia del nearshoring deriva de las afectaciones en la logística y las cadenas de suministro que se produjeron a consecuencia de la pandemia por la COVID-19, en las empresas que tenían su cadena de producción situada en países distintos al de su centro principal de operación, y/o al de su mercado final de consumo, y tiene como objetivo reducir sus costos de producción y acceder en forma más eficiente a su mercando final. Esta tendencia se ha dado principalmente en aquellas empresas que tenían su producción en países asiáticos (offshoring), mismas que suspendieron sus cadenas de producción desde el inicio de la pandemia, generando una crisis en las cadenas de suministro, con todas las implicaciones económicas, productivas y comerciales que ello conlleva.
Este fenómeno ha sido ya (y suponemos seguirá siendo) sumamente beneficioso para México, debido principalmente a su privilegiada situación geográfica colindante con los Estados Unidos de América (“EUA”), que es uno de los mercados más importantes en el mundo, resaltando además que México es parte de tratados de libre comercio con 46 países, entre ellos el T-MEC que facilita la relación e intercambio comercial entre México, EUA y Canadá, además de ciertos incentivos o beneficios fiscales que apareja la celebración de dichos tratados. Adicionalmente, México cuenta con una importante base de mano de obra joven, que, si bien no es tan barata como la ofrecida por el mercado asiático, ofrece mayores atractivos en especialización y capacitación, por lo que es muy bien valorada por los inversionistas. Los factores antes mencionados han provocado que en los últimos años muchas empresas, destacando entre ellas las de los sectores de electrodomésticos y automotriz, hayan trasladado total o parcialmente su cadena productiva a México, teniendo como mercado final principalmente a EUA, Canadá y México, sin dejar de lado el resto del mercado latinoamericano.
Los principales beneficios del nearshoring para estas empresas son la disminución en los tiempos y costos en hacer llegar sus productos al mercado destino, y mitigar los riesgos de la suspensión de sus cadenas de producción y/o suministro. Sin embargo, lo anterior implicó nuevos desafíos para estas empresas al encontrar nuevos factores y costos indirectos a tener en cuenta, destacando principalmente los costos y riesgos de seguridad que existen tanto en las instalaciones productivas como en el transporte terrestre en México. Además, el aumento del establecimiento de estas nuevas cadenas productivas en México, para el gobierno mexicano constituye un desafío poder garantizar a estas empresas inversionistas la provisión constante de suministros como agua y electricidad, sin dejar desprovista de estos recursos a la población general, o disminuir el acceso a los mismos.
Por su parte, el nearshoring está representando para México la generación de un gran número de empleos y un mayor grado de especialización y competitividad en su mano de obra; adicionalmente, el establecimiento de más o nuevas industrias trae consigo que empresas que les prestan servicios o son sus proveedores, se establezcan también en territorio nacional, o bien, que el mercado nacional empiece a crear empresas locales que puedan proveer servicios, refacciones e insumos para estas nuevas industrias.
Sin duda alguna, otros de los mercados más beneficiados por el nearshoring han sido el inmobiliario y el de transporte. Tanto los grandes desarrolladores de naves industriales, los fideicomisos de inversión en bienes raíces (FIBRAs) y las inmobiliarias industriales de menor tamaño registran cifras de ocupación en niveles cercanos al 100% en sus terrenos industriales existentes, lo que, en respuesta a la aumentante demanda, a su vez ha generado el desarrollo de nuevas y mejores naves industriales con servicios y tecnología con un alto grado de sofisticación. Ejemplos de ello son el aumento y mejora que ha habido en el desarrollo de naves industriales en ciudades en el norte y centro del país como Saltillo, Reynosa, Ciudad Juárez, Monterrey, Querétaro, Ciudad de México, Toluca y Puebla. Por otro lado, las empresas mexicanas de transporte terrestre, aéreo y marítimo han tenido también un considerable aumento ante la nueva demanda de servicios para transportar los nuevos productos manufacturados en México.
Otro mercado que ha tenido amplio movimiento por el nearshoring en México es el de fusiones y adquisiciones, debido a que algunas de las empresas que se han establecido en México han adquirido o se han fusionado con empresas mexicanas ya existentes para así facilitar la entrada de sus cadenas de producción a territorio nacional.
El fenómeno del nearshoring ha sido y seguirá siendo ampliamente beneficioso tanto para México como para las empresas que se establecen aquí. Para continuar con esa tendencia y aprovechar al máximo el crecimiento económico que ésta puede implicar, el país debe avocarse a garantizar a los inversionistas condiciones legales (existencia de Estado de Derecho), fiscales, de comercio exterior, suministro de insumos, provisión de mano de obra especializada, seguridad y demás condiciones que fortalezcan a México como un mercado atractivo para los inversionistas ante un escenario económico mundial complicado.